Embarazo
Siguen pasando las semanas y llegamos a la semana 29 de gestación, lo que marca el inicio del tercer y último trimestre del embarazo.
Sin duda, este trimestre viene marcado por una preparación física y mental para la fecha más esperada desde hace meses: el día del parto.
El fin de una etapa:
En cuanto pensamos que estamos ya en el último trimestre, parece que entramos en una cuenta atrás hasta el día del parto. Sin embargo, mi consejo es que intentes no agobiarte con esto y disfruta del camino hasta ese día.
El tercer trimestre está lleno de cosas buenas: los movimientos del bebé ya forman parte de tu día a día, la barriguita ya se nota claramente (aprovecha para presumir de ella), muchas mujeres cogen la baja laboral (creo que debería ser obligatoria para disfrutar el embarazo y aprovechar a cuidarse), etc.
Cuando llegan los últimos días antes de la fecha de parto, muchas mujeres (incluida una servidora) notamos una cierta nostalgia pensando en que se acaban los días en los que notaremos a nuestro bebé dentro y que la barriguita pronto desaparecerá. Aunque también entiendo que haya mujeres que no la vayan a echar nada en falta, sobre todo si tienen molestias tipo pubalgia, ciática, sacroileítis, etc.
Por eso digo lo de aprovechar al máximo el camino y no sólo pensar en la meta final del parto (por supuesto todas acabamos pensando en ese momento y tampoco es malo querer estar preparada)
Las pruebas del tercer trimestre:
Si has leído las entradas anteriores de los trimestres previos de embarazo, o si tú misma estás en el proceso, ya te imaginarás cuáles son las pruebas generales de esta fase.
¡Has acertado! De nuevo repetimos con una analítica de sangre y de orina. En este caso, se valoran los factores de coagulación, entre otras cosas, para prevenir posibles complicaciones de cara al parto. Además de otras cosas que ya se valoraron en las anteriores analíticas, como los valores de hierro por si hay anemia.
Otra prueba que se hace en este trimestre es la del estreptococo. Si vas por la seguridad social tu matrona te dará cita para realizar esta prueba (si vas por privado te la hará tu propio ginecólog@ en alguna de las revisiones). Consiste en coger una muestra con un palito por vía vaginal y por vía anal para analizar si hay presencia de esta bacteria en la zona.
En caso de ser positiva la prueba; es decir, si la bacteria está presente, te dirán que el día del parto te tienen que poner antibiótico para evitar una posible infección del bebé. Por el resto, no tiene mayor repercusión ni debe ser motivo de preocupación.
En cuanto a las ecografías, se suele hacer una alrededor de la semana 35, donde se mira si el bebé está en posición cefálica (cabeza abajo), podálica (de nalgas) o transversa. Además de valorar, como siempre, que el desarrollo vaya como se espera.
A partir de aquí, los controles serán más frecuentes según se vaya acercando la fecha prevista de parto.
En mi caso, estos últimos controles los hice ya por el privado, con lo que no puedo comentaros mucho sobre cómo se realizan en la seguridad social.
Por mi experiencia, en el privado realizan monitores una vez a la semana a partir de la semana 37 de gestación (lo que se considera un embarazo a término, con lo que puede nacer cuando él/ella quiera a partir de entonces)
Para esto te mandarán estar tumbada unos 20-30 minutos con unas cintas puestas alrededor de la barriga sujetando dos sensores. Uno de ellos recoge el latido del bebé y el otro si hay contracciones uterinas o no. Luego lo verá tu ginecólog@ para ver que esté todo bien.
Las últimas semanas:
Yo siempre digo que he tenido un embarazo de libro y firmo por tener otro igual (cuando venga) y es que no lo he podido llevar mejor.
Sin embargo, las últimas semanas se hacen un poco cuesta arriba.
Por un lado, toda la energía que tenías hasta el momento empieza a abandonarte, junto con mayores dificultades para dormir, que hacen que estés echa polvo por el día. En mi caso, lo que mejor me funcionaba era echarme una siesta reparadora después de comer. Te recomiendo que lo pruebes, merece la pena.
Por otro lado, llega un momento en el que ya estás deseando conocer a tu bebé y parece que todo lo rápido que se pasó el embarazo, ahora se ha ralentizado para hacer estas últimas semanas las más largas de la historia. Pero tranquila, el día llega sí o sí, así que mejor no agobiarse. Recuerda que necesitamos la oxitocina (la hormona del bienestar) para el parto y nada de estrés.
Llegados a este punto, sólo puedo decirte que tengas paciencia y combines momentos de actividad con otros de descanso, ya que ambos son igual de necesarios para llegar en las mejores condiciones posibles al parto.
El síndrome del nido:
Y hablando de actividad, ¿te has notado que de repente tienes la necesidad de lavar de nuevo toda la ropita del bebé, de limpiar la casa de arriba a abajo, limpiar ventanas, desmontar y montar muebles, reordenar el armario, etc?
Vale, igual estoy exagerando un poco. Pero es cierto que muchas mujeres caemos en esta necesidad de limpiar más de lo habitual y de tener todo preparado para cuando llegue el bebé a casa.
Si a ti también te pasa, tranquila, es muy habitual y tiene un nombre: el síndrome del nido le llaman, ya que sería como si preparásemos nuestro nido para nuestra cría. Al fin y al cabo, somos mamíferas y tenemos una parte animal.
Se acerca el parto:
Y, si, inevitablemente, es el momento de pensar en el parto. Habrá mujeres que prefieran tener todo controlado (aunque bajo mi punto de vista eso es imposible) y otras preferirán ir con la mente abierta sin pensar mucho en lo que pueda pasar.
Sea como sea, a lo que sí que te animo es a que te informes sobre el proceso del parto (tampoco te tienes que volver una experta en la materia) y que tengas claro cómo te gustaría que sea. Pero ¡ojo!, sin obsesionarse ni disgustarse si algo no sale como nos lo habíamos imaginado. Siempre pueden darse circunstancias que nos hagan tener que cambiar algo de nuestro plan de parto, lo importante es que estés informada y puedas decidir sobre ello sintiéndote bien, sin remordimientos.
Seguramente hayas hecho o estés haciendo las clases de preparación al parto que dan en el hospital donde darás a luz (creo que ahora ya se han retomado en todos los sitios, porque durante la pandemia se cancelaron prácticamente todas).
Mi consejo es que aproveches estas clases para consultar todas las dudas que tengas sobre ese día, ya que así irás más tranquila al tener una idea general de lo que va a pasar.
Ya solo me queda desearte mucha suerte y que disfrutes en la medida de lo posible de la experiencia tan especial que es traer una nueva vida.
Somos mujeres, somos madres y somos fuertes.
Puedes con eso y con mucho más. Piensa que no es el final de algo, si no el inicio de una nueva etapa, una que durará toda tu vida: la maternidad.
Por mi parte, me despido por el momento. Viviré mi propio parto y espero poder contaros la experiencia dentro de poco. ¡Ánimo para mí también!