Embarazo
Hoy os quiero hablar sobre un tema del que ya llevaba un tiempo queriendo hacerlo y es sobre las ecografías 4D o las ecografías emocionales. Entendiendo estas ecografías como un servicio privado, fuera del propio seguimiento del embarazo.Sé de primera mano que muchas estáis optando por buscar este servicio durante vuestros embarazos, así que creo que es algo que os interesará.
Como a muchas de vosotras, me está pasando que “por motivos del COVID” (y lo pongo entre comillas porque sigo sin entender por qué en algunos sitios lo permiten y en otros no; pero es un tema que daría para mucho y no me voy a liar ahora con ello) no dejan entrar a las parejas/acompañantes a las ecografías y consultas ginecológicas del embarazo.
Entiendo que haya que extremar las precauciones para evitar contagios (nosotras mismas hemos tenido que adoptar medidas y disminuir el aforo en nuestra clínica), pero me parece realmente una faena que dejen fuera de todo este proceso a las parejas, que al fin y al cabo, son tan responsables de la criatura que se está formando dentro de la barriguita como la propia embarazada. ¡Si antes estaban relegados a un segundo plano, ahora ya ni eso!
Pero reivindicaciones a parte, yo tenía claro que quería implicar a mi pareja en todo este proceso y que pudiera experimentar esa emoción que se siente al ver a tu bebé en directo aún cuando no ha nacido, y escuchar su potente latido, como si de una locomotora de tren se tratara.
Es por esto que decidí regalarle por navidades una sesión de ecografía 4d, en la que él pudiera entrar y disfrutar de ese momento.
Es verdad que hasta entonces no me había planteado la idea de ir a una de estas ecografías, pero aprovechando las fechas y la situación me decidí a probar.
¡Y, la verdad, estoy muy contenta de haberlo hecho!
No sé si a vosotras también os pasará, pero por muchas ecografías que hagas, siempre parecen pocas para ver la carita de tu bebé; sobre todo cuando se ve tan bien y con tanta claridad como en las ecografías 4d. Y poder ver sus gestos, cómo se mueve dentro de tu barriguita, ¡e incluso como abre los ojos! Es una experiencia muy bonita, y si el papá no ha podido verlo más que en fotos sacadas de ecografías (que por mi experiencia se suelen ver bastante mal) entenderéis que hasta se le pueda escapar alguna lagrimilla.
Para quienes no sepáis muy bien como funciona o estéis dudando en si hacerla o no, os cuento un poco: se trata de una sesión de una media hora aproximadamente en la que te harán la ecografía, dando tiempo a que el bebé pueda hacer piruetas y podáis verlas en directo. Incluso si está dormido o, como en mi caso, no está por la labor de desperezarse, esperarán un poco u os animarán a caminar un rato para intentar que se mueva algo más y lo podáis ver en toda su plenitud.
No se trata de una prueba diagnóstica, así que no esperéis que os digan datos sobre el estado de salud del bebé, pero sí os podrán decir datos como en qué posición se encuentra o cuanto pesa.
Se suele realizar entre la semana 26 y la 31 para que se vea lo mejor posible, por lo que os recomiendo que pidáis cita con suficiente antelación para poder tener disponibilidad en esa franja de tiempo.
La principal ventaja es que puede ir el papá y también los hermanos mayores (si los hay) o algún otro familiar. El aforo dependerá de cada sitio, así que acordaros de preguntar cuántos podréis estar en la sala si queréis invitar a más gente.
Se trata de un servicio privado, no es excesivamente caro; pero tampoco es barato (supongo que también dependerá de donde vivas y la oferta que haya en la zona). Mi recomendación es que miréis en varios sitios y comparéis precios. En mi caso la cogí con una oferta de internet y me salió muy bien de precio. El servicio en sí es similar en todos los sitios, al menos hasta lo que yo vi.
Saldréis de allí con un montón de fotos de vuestro bebé (hoy en día las suelen dar en formato digital) y una sonrisa de oreja a oreja por haber podido estar un ratito admirando todo lo que es capaz de hacer ya vuestro pequeñ@. Cuando enseñéis las fotos a los familiares y amigos, será inevitable que empiecen ya los primeros comentarios sobre a quién se parece más de los dos.
En definitiva, las ecografías 4d o emocionales (es decir, las que no son hechas en el hospital como seguimiento del embarazo propiamente dicho) son un recurso al que nunca le había dado mayor relevancia, pero por la situación que estamos viviendo creo que son una buena manera de implicar un poquito más al papá y/o la familia y poder disfrutar de una experiencia única.
Hasta el momento, no conozco ninguna embarazada que se haya hecho una y haya quedado descontenta o se haya arrepentido de hacerla.
Así que os animó a que lo probéis si tenéis la oportunidad.
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