Embarazo, Suelo Pélvico
¡Hola de nuevo! Si ya te has pasado por este blog en otras ocasiones, queremos agradecerte que sigas por aquí. Y si eres nuev@, entonces te damos la bienvenida y esperamos que encuentres contenido de tu interés.
Hoy vamos a hablar de un tema muy importante a tener en cuenta en el embarazo, y es acerca de los cambios que se producen en nuestro cuerpo en el momento de quedarnos embarazadas y en los meses posteriores. De esta forma, podremos prevenirlos y/o afrontarlos de la mejor forma posible.
Así que, tanto si estás en periodo gestacional como si estás pensando en quedarte embarazada, o si simplemente te interesa este tema, quédate con nosotras un ratito más y descubre qué pasa en nuestro cuerpo en un momento tan importante para tantas mujeres.
Antes de seguir, solo queremos hacer una aclaración y es que los cambios que vamos a mencionar a continuación son fisiológicos, es decir, son derivados del propio embarazo; pero esto no significa que por estar embarazada tengas que apreciar todos ellos, ni que estos conlleven consecuencias negativas necesariamente. De todas formas, ante la duda, siempre aconsejamos acudir a tu ginecólogo o personal sanitario con formación específica en este tema, para que te puedan ayudar.
Revolución hormonal
Dicho esto, el primer cambio del que vamos a hablar y uno de los más conocidos son los cambios hormonales que se producen en la mujer. En fisioterapia, uno de los que más nos interesa es el aumento de la relaxina. Esta hormona es la “culpable” de que se aumente la flexibilidad articular de todo el cuerpo, tan necesario a la hora del parto para que la pelvis pueda dejar paso a nuestro bebé; pero que también puede producir molestias y lesiones si no se tiene un poco de cuidado. Por este motivo, siempre insistimos en que el ejercicio realizado durante esta etapa debe estar adaptado y ser lo más individualizado posible.
Otras hormonas que también aumentan su producción son la progesterona y los estrógenos. Como dato curioso, decir que debido a los cambios hormonales, las mujeres embarazadas desarrollan mucho el sentido del olfato, ¿sabíais que era por esto?
Postura
Otro cambio muy evidente y que también tenemos muy en cuenta en el campo de la fisioterapia, es la modificación de la postura. El aumento de peso hace que el centro de gravedad se desplace hacia delante, lo que conlleva una serie de alteraciones posturales. Seguro que te das cuenta de que casi todas las embarazadas tienen una postura característica: mucha lordosis lumbar, anteversión pélvica (la pelvis se inclina hacia delante), rodillas hacia dentro… otras alteraciones posturales son la pronación de pies, lo que suele provocar dolor en los talones al estar mucho tiempo de pie, para evitarlo lo mejor es usar zapatos con unos 2 cm de tacón; y lo que se conoce como marcha de ganso (pasitos cortos y pies separados).
Todo esto puede tener repercusiones y los fisioterapeutas que trabajamos con embarazadas debemos valorarlo.
Por ejemplo, la lordosis lumbar y la anteversión pélvica pueden dar lugar a dolores en estas zonas (los profesionales sanitarios debemos diferenciar si el dolor es lumbar o pélvico), mientras que la rotación externa del fémur, que se produce para aumentar la base de sustentación y así mantener el equilibrio, puede provocar sobrecarga en glúteos y en piramidal, llegando incluso a producir una falsa ciática.
Faja abdominal
Debido al propio crecimiento de la barriga, se produce una diástasis abdominal (separación de los rectos del abdomen). Esto ocurre en todas las embarazadas, lo que debemos hacer es tenerla presente para que en el postparto vuelva a la situación de normalidad.
Además, hay un desajuste en la activación muscular de la faja abdominal, por lo que es muy interesante el trabajo de control motor, propiocepción y activación del transverso del abdomen durante estos meses.
Suelo pélvico
Uno de los grandes afectados durante el embarazo es el suelo pélvico, y por esto, entre otras cosas, se hace tan necesario el trabajo de preparación antes del parto. Aunque no vamos a entrar en muchos detalles porque esto da para una entrada exclusiva hablando de este tema, sí que tenemos que resaltar que nuestro suelo pélvico tiene una función muy importante de soporte de las vísceras de la cavidad pélvica. Durante el embarazo, la presión sobre el suelo pélvico aumenta mucho con el peso del bebé y la placenta, lo que puede hacer que se debilite. De ahí que ésta sea una de las zonas que más controlamos en las clases de ejercicio terapéutico en el embarazo y en el postparto.
Si estás embarazada, te animamos a que te informes sobre esta parte de tu cuerpo y aprendas a identificarla. Nosotras iremos colgando más información relacionada con este tema, tanto aquí en el blog, como en nuestras redes sociales.
Piel
¿Y qué decir de las temidas estrías? Pues que es un tema muy hereditario y salen más en las pieles claras que en las oscuras. Para evitarlas, lo mejor es mantener muy bien hidratada la piel, sobre todo en barriga, pecho y caderas y no aumentar de forma brusca de peso. Por lo general se recomienda aumentar 1 kilo cada mes de embarazo (si te pasas mucho, seguro que tu matrona o ginecólogo se encargan de darte el aviso!).
Siguiendo con la piel, también es conocido el hecho de que no se aconseja a las mujeres en fase de gestación la exposición prolongada al sol. ¿Y eso por qué? Pues porque pueden aparecer manchitas en la piel, sobre todo en la zona de la cara y el escote. Estas manchitas se denominan cloasmas y tras el parto pueden permanecer, atenuarse o llegar a desaparecer. Para evitarlas te recomendamos que uses protección solar alta aunque no vayas a tomar el sol y evita ponerte en las horas que más quema.
Pecho
Por otra parte, las mamas tampoco van a estar exentas de cambios, ya que durante el embarazo empiezan a prepararse para la futura lactancia: aumenta el número de conductos mamarios, las areolas se oscurecen y aparecen unos pequeños bultitos que no son más que las glándulas sebáceas que aumentan de tamaño, ya que se van a encargar de producir un líquido para mantener hidratado el pezón durante la lactancia.
Circulación
En cuanto al sistema circulatorio, tendremos un aumento de volumen de la sangre, provocando que aumente también el trabajo cardíaco. En este periodo habrá que tener muy controlada la tensión arterial para evitar tanto la hipertensión como las bajadas de tensión. También es frecuente la aparición de varices o el empeoramiento de las existentes.
Respiración
La respiración, por su parte, se vuelve más superficial y se realiza más en los niveles costales superiores, no tanto en abdomen. Este será un buen momento para hacer ejercicios de respiración y relajación en un ambiente tranquilo, ayudándonos a desconectar un rato del ajetreo del día a día.
En cuanto a los aspectos “menos bonitos” del embarazo podemos destacar: acné, caída del cabello (aunque a veces lo que se nota es precisamente que crece más rápido de lo normal), aumento de vello corporal, edema en piernas, depósitos de grasa que habrá que quemar en el postparto, acidez de estómago, estreñimiento, etc.
¡Pero que no cunda el pánico! Sé que después de leer todas estas alteraciones parece que todo es malo en el embarazo, ¡pero nada más lejos de la realidad! Recuerda que estos signos y síntomas no tienen por qué darse todos juntos en la misma persona. Igual que no hay dos cuerpos iguales, no hay dos embarazos idénticos y a cada una nos “altera” de forma diferente. Por eso, si tienes alguna duda sobre algún síntoma que tengas o no sabes si es algo normal o no, lo mejor es que acudas a un especialista para que valore tu caso concreto.
¿Conocías todos estos cambios? ¿Se te ocurre alguno más que no hayamos mencionado? Esperamos que te haya resultado entretenida esta entrada. ¡Nos vemos pronto con nuevos temas! Si no quieres perderte las entradas que subamos sobre suelo pélvico, embarazo, maternidad, etc. Te invitamos a que nos sigas en redes sociales.